miércoles, 18 de julio de 2012

La puñalada

El 9de junio de 2006, a mis 25 años, mi vida cambió para siempre. A eso de la media noche abandoné una fiesta a una hora poco prudente, en un sector aparentemente muy seguro. Hacia la media noche fui abordado por unos ladrones y fui víctima de un atraco, del cual salí herido en el abdomen, con el colon perforado.

Seis años después me es más fácil entender lo que significó ese momento, más allá de las lágrimas, del miedo a morir, de la rabia y del terror. Seis años después puedo ver ese momento como lo que de verdad fue: un renacer, un volver a ser, un puntode inflexión.

Una amiga muy querida me decía que la vida me había hablado a través de esa arma cortopunzante. A mi me daba rabia pensar en eso. Me daba rabia pensar que tal vez ese era un mensaje de "El Camino". Pero no tardé mucho en darme cuenta que era verdad.

Todo pudo haber terminado allí. Pude haber muerto sin ser el Yo que yo quería ser. Había sido hasta esa fecha el Yo que otros habían querido de mi. El Yo muerto del susto de desagradar a alguien. El Yo atrapado en una vida, en unos sueños, en unos proyectos que no eran los míos.

Pero mi destino era otro, y no me morí ese día. Alcancé a llegar a una buena clínica, con la ayuda de buenos amigos, fui atendido y operado por un buen doctor, y un mes después, gracias a los buenos cuidados y a que la herida no fue 1 centímetro mas cerca del ombligo (cosa que hubiera llevado posiblemente a que me desangrara antes de encontrar ayuda), recobré mi vida cotidiana.

Pero yo ya no era yo, ni mi casa era ya mi casa, como diría García Lorca. En mi caso, esto lejos de ser algo malo, me permitió renacer. Adiós ingeniería, adiós asexualidad fingida, adiós vida sedentaria atascada en las fronteras de mi país. Adiós limitaciones y adiós vida temerosa y aburrida.

Sentir tan cerca la muerte. Darse cuenta que cada segundo vivido puede ser el último sobre esta tierra, nos obliga a ver las cosas desde otra perspéctiva, más ambiciosa y menos "respetuosa" por decirlo de alguna manera.

Hoy, más que recordar el miedo, la sangre, el sudor frío, el susto de mis familaires y amigos y mi temblor antes de la anestecia total (necesaria para coserme el colon) recuerdo esa caminata de 8 minutos (mientras volvía al sitio donde estaban mis amigos, y queines me llevaron definitivamente a la Clínica Marly) durante la cual  pensé que me moría, que todo terminaba en ese instante... que no habría más.

Afortunadamente no fue así. Me esperaban el amor, un novio hermoso e inteligente, las comunicaciones estratégicas, Egipto, Israel, Jordania, Argentina, Chile... y no se cuantas cosas bellas más que llegaron a mi vida cuando me atreví a ser valiente y a ser quien quería ser luchando por mi felicidad.

1 comentario:

  1. Hola Fernando

    He leido tu "regreso"... ciertamente agua y tiempo han pasado bajo este puente!

    Gracias por tu comentario en mi blog y por compartir tus pensamientos en el tuyo.

    Eres bienvenido cuando quieras, deseo que este nuevo intento traiga la reflexión necesaria para que tus ideas y proyectos comiencen a tener la forma que quieres.

    Saludos.

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