domingo, 29 de julio de 2012

¿Qué diría papá?

Se fue hace casi decada y media, cuando yo nisiquiera había cumplido 18 años. Era un tipo inteligente, trabajador, familiar, conversador, culto, ético y conservador.

Mi vida tuvo varios giros después de su partida, al punto que no se si reconocería lapersonaquesoy, y tampoco sé que tanto le agradaría. Era un hombre bueno y encantador, pero un hombre de otros tiempos.

Me gusta pensar en papá, pero a veces también me asusta especular un poco sobre como sería nuestra relación si siguiera sobre esta tierra. Era un hombre tolerante, pero se que homosexualidad no lehubiera resultado fácil de entender.Creo que más que enojado, se hubiera sentido muy triste. Era unhombre nacido en 1935. Nuestra enorme brecha generacional de seguro habría complicado las cosas.

Recuerdo que no legustaban (ni un poquito) los aretes y el pelo largo en los hombres , y aunque no tengo ninguna de las dos cosas, se cual era la razón de su rechazo a esetipo de looks... el horror que sentía esa generación ante el homosexualismo.

Hoy, que me siento tan cómodo y tan feliz con lo que soy, siento en mi corazón que me hubiera gustado que mi padre me conoiciera de verdad, ya como un adulto consolidado, a pesar de los obvios conflictos que hubieran surgido.

En vida mi querido padre siempreme vio como alguien perfecto. Algo que bien sabemos que no existe, y que en todo caso, de existir, no sería muy compatible con la felicidad y la humanidad. Es fácil ver como perfecto a un niño de17 años en cuarto semestre de Ingeniería Electrónica. Pero creo que hubiera sido más duro paraél vivir mis conflictos, mis evasiones, mis abandonos, mis transformaciones... mi locura. Todo eso que para mi ha sido magnífico.

Pero en el fondo, creo que he sido leal a su enseñanza esencial, si bien desde aproximaciones diferentes. He tratado de vivir feliz y de brindar un poco defelicidad. De actuarcon justicia en la medida de mis posibilidades y de disfrutarde mi trasegar sobre esta tierra.

Quiero creer que mis diferencias con ese gran hombre, con ese señor bueno que ha iluminado todos los días de mi vida, son meramente formales y no de fondo. Quiero creer que de alguna manera, he actuado como actuaría un heredero de su legado, apropiando nuevas cosas pero conservando lo esencial. Quiero creer que sin ser lo que él hubiera querido queyo fuera (es evidente) no le he fallado ni lo he traicionado.

En todo caso, y con tod mi amor hacia él intacto, hoy tengo claro que lo más importante será siempre no fallarme a mí mismo, que total, es parte delo que siento como su legado: la coherencia.




3 comentarios:

  1. Wao... la coherencia

    Ciertamente en tiempos recientes esa idea ha rondado mi cabeza. Estoy por creer que no existen los seres humanos coherentes y estoy abierto a la conversación sobre ese tema.

    Recordar a quienes estuvieron en este mundo antes que nosotros también es una oportunidad para pensar el legado que dejaremos de nuestro camino.

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  2. Que lindo posteo, creo que el amor hacia un hijo es más fuerte que cualquier otra cosa, más fuerte que cualquier barrera generacional, seguro siendo como lo describís a la larga o a la corta te hubiera apoyado y querido de cualquier manera, te sigo leyendo, saludos!

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  3. una publicacion muy interesante
    es dificil superar una perdida

    miblogbyamo.blogspot.com

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